1 de julio de 2011

Noche al final del túnel.

Vamos, entra, si te quedas ahí fuera vas a coger un resfriado. Sé que la noche es muy linda y que las estrellas, diminutos puntos brillantes, son lo más fascinante que alguna vez podremos ver. Entra en la habitación. Apaga la luz y acuéstate a mi lado. Olvida quien eres, de dónde vienes y ámame con la misma curiosidad que le tienes a las estrellas. Sé que éste no es tu lugar, que no reconoces la noche que hoy nos ocupa, pero la soledad es inmensa y la compañía muy poca. Deja que te desnude poco a poco, que desabroche tu sujetador mientras y mis labios te administran calmantes como besos.
Deja que la oscuridad llene los huecos donde mi carne no refleja la luz. Ponte enfrente de la noche y bésame con todo el desconcierto que tienes. Eso, así es como se hace. Sonríele al placer y olvida todo. No pienses en como llegaste aquí, que no tengo respuesta para ello. La noche en la costa es hermosa, pero tú estás cubierta de una belleza surrealista. Concéntrate en el sonido de las olas del mar; van y vienen, van y vienen… Vamos al balcón de vuelta, quiero ver como se mece tu pelo con el viento, como las olas del mar lo atraen y lo sueltan, como tu pelo se pierde entre la noche con suavidad entre mis manos.
Perdóname, ni yo mismo sé que hago. No tomes en cuenta mi titubeo y sonríele a la noche. El porqué es lo que menos importa cuando dos personas se aman, si la vida les dio la posibilidad de reunirse. Toma mi mano, siente su calidez. Mira a los barcos, como pasan sobre el agua sin detenerse a admirar la belleza  que tienen enfrente, completamente opuesto a nosotros. Ahora, deja que te guíe hasta mi corazón y notes lo mucho que me atraes. Hacemos historia a cada beso que nos damos.
Volvamos a las tinieblas, que sólo desde ahí puedo amarte sin remordimientos.  Sólo de ésta forma puedo amarte, lo siento. No llores, respira; tranquila. No quiero que regreses, no aún, no ahora que es la última vez que te tengo en mis brazos.
No te vayas… No. Recuerda. Recuérdame siempre. Cuando regreses y te encuentres muerta, no dudes a venir a visitarme, a que encuentre consuelo entre lágrimas.

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