1 de junio de 2011

Cuando te falte compañía en medio de la noche...

Cuando te falte compañía en medio de la noche quiero que me recuerdes, que suspires y que tras ese suspiro poco a poco mis manos vuelvan a recorrer a tu solo cuerpo y que tus labios sientan la compañía propia de otro cuerpo en la melodía del amor. Amamos y vivimos, pero vivimos para amar. Y yo amo pensarte así, en medio de la noche cuando ya no me queda más que el recuerdo de tu aroma, del sabor a miel de los besos que me dabas y el recuerdo de tu bello cuerpo en mi consorcio.
Quiero que tú también me recuerdes como yo lo hago, que me inventes según lo que te inspiran las estrellas de la primavera. Si buscas a Sirio encuentras a mi alma, siempre pensando en ti. Si buscas en tu mente, encuentras a mi cuerpo, buscando el calor del tuyo en una mágica velada. Es así como funcionan los recuerdos, es la forma de la que dos amantes no se olvidan y se encuentran listos para llamar al otro y vencer al orgullo tras días de solitud. Pero tu cuerpo, yo no dejo de pensar en su perfección y dentro de mi mente guarda uno de los lugares más especiales; si no lo pienso, lo sueño.
Recuérdame cada vez que veas el ocaso y siente como en medio de la nada algo así como un calor cubre tu mano, es mi mente buscando a la tuya cada vez que lo veo, cada vez que la noche llega y sé que no te voy a encontrar porque para eso mismo te busco. Sí, te busco. Insaciablemente te busco cada vez que viajo al mar y pienso que voy a verte llegar con las olas; así paso las tardes, buscándote en el rumor del mar y esperando escuchar desde aquí tus suspiros con la brisa marina. Pero sé que no vas a llegar. Me alimento de esa ilusión, porque no me queda mucho a que sostenerme, parece como si fueras el huracán y que fueras a reconstruirlo todo cuando llegues. Pero la ilusión me gusta y la imagino, te imagino nadando conmigo, buscando el puerto para llegar a tierra y que podamos tenernos. Pero sé que no vas a llegar y, pese a mi cruel imaginación, me alegra que así sea; para poder esperarte y cuando se de la casualidad de que nuestros mundos se vuelvan a cruzar, yo siga alimentando a mi ilusión con tus besos y a mi mente con tu recuerdo.
Por eso te pido que me recuerdes, que la noche siga y no termine nunca. Aunque nos encontremos en lugares distintos, siempre miraremos a la misma estrella y nos encontraremos cubiertos por la misma noche. Para que así, ambos nos pensemos amándonos en la distancia media del deseo….

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