Mirar el campo
y sentir tu tristeza;
en cada trigal,
en cada becerra.
Buscarte en el cielo
o en el verde de la tierra.
Escucharte en los pájaros
que lloran tu nombre.
Y recorrer el olvido,
para seguir sin tus besos.
Pero ahora sé que olías
al eterno rocío del campo.
Nostalgia;
las manecillas caminan,
aunque no estés ahí
para darle cuerda a mi reloj.
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